Cirque du Soleil - Dralion

El martes fui junto con mi roomie Inka a ver uno de los 16 espectáculos que ofrece el Cirque du Soleil: Dralion, el cual tiene como tema principal la cultura china.

Desde que vi el anuncio hace un par de meses me prometí que esta vez no me iba a perder de este espectáculo (porque ya anteriormente se me han pasado varios eventos, como cuando vino Marcel Marceau a Frankfurt el año pasado, o el Kirof a Magdeburg, etc.) y no me arrepiento pero ni tantito. Además, para lo mucho que lo disfruté, 20 euros me parecieron un verdadero regalo y, por si fuera poco, cuando llegamos nos avisaron que había lugares libres más adelante, así que nos tocó estar súper cerca de la pista.

Hace mucho tiempo que no me la pasaba tan bien viendo un espectáculo. Aunque duró 2 horas y media (bueno, 30 minutos fueron de pausa), el tiempo se me fue volando. Ya hace unos cuantos años había ido a otro de los shows del Cirque du Soleil, invitada por mis tíos, pero aunque no me acuerdo muy bien (sólo recuerdo que tmb lo disfruté mucho), creo que Dralion me gustó muchísimo más.

Para quienes nunca han ido a alguno de estos shows, déjenme les platico que no es como uno se lo imagina. Para empezar, cuando uno escucha circo, lo primero que le viene a uno a la mente es: "eso es para niños" y "¿voy a ir a ver a animales haciendo monadas?", pero el Cirque du Soleil es mucho más que eso (aunque en este punto me gustaría hacer un pequeño paréntesis para aclarar que no por ello pienso menos de los circos, por decirlo de alguna manera, normales, pues tmb este tipo de espectáculo es entretenido para los adultos, como lo pude comprobar en diciembre, cuando fui con mi mamá al circo porque le habían regalado boletos). Entre música (había 2 cantantes de ópera, un hombre y una mujer, y músicos), escenografía, coreografía, vestuario y talento, Dralion fue para mí verdaderamente una experiencia inolvidable. Ojalá y alguna vez hagan tour por México para que tengan la oportunidad de disfrutarlo.

Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: despertar - Antonio Machado