Hace un par de semanas terminé un poema que había empezado el 6 de febrero del año pasado. Entre la pérdida de práctica al escribir y el hecho de que el tema iba variando a lo largo de los meses, no lograba pasar de la primera estrofa. Finalmente, en marzo quise participar en un concurso, así que me propuse terminarlo. Creo que ni siquiera les llegó mi correo, pero me alegro de haber hecho el esfuerzo; ya se me había olvidado lo satisfactorio que es dar por terminado un proyecto.
Después de varios años revisité el sitio donde había publicado mis otros pininos: Fictionpress.com. Es ahí donde pueden leer el poemita.
Y ahora de regreso a la tesis.
El ruido de un beso no es tan retumbante como el de un cañón, pero su eco dura mucho más - Oliver Wendell Holmes